Etología

La Etología (del griego «ηθος» ethos, costumbre, y «λóγος» logos, razonamiento, estudio, ciencia) es una rama de la biología que estudia el comportamiento de los animales en libertad o en condiciones de laboratorio, aunque son más conocidos por los estudios de campo.
Los objetivos de los etólogos son el estudio de la conducta, del instinto y el descubrimiento de las pautas que guían la actividad innata o aprendida de las diferentes especies animales. Así, los etólogos han estudiado en los animales aspectos tales como la agresividad, el apareamiento, el desarrollo del comportamiento, la vida social, la impronta y muchos otros. En estado salvaje, los animales se manejan con ciertos códigos impuestos por la propia lucha por la supervivencia, por ser el más apto para dirigir una manada o ganarse el derecho a comer o a copular primero.


Uno de los padres de la Etología fue Konrad Lorenz, el cuál desde su infancia ya estaba interesado en los gansos salvajes, sobre quienes leía en las aventuras de Nils Holgerson de Selma Lagerlöf. Tras una prolífica vida dedicada a la investigación del comportamiento animal recibió un controvertido Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1973, compartido con Nikolaas Tinbergen y Karl R. von Frisch los tres zoólogos, y todos trabajando en el estudio del comportamiento animal.

«Si yo tuviera que ver necesariamente al hombre como imagen definitiva de Dios, me enfurecería con Dios. Pero si tengo presente que nuestros antepasados fueron monos vulgares y corrientes, hermanos del chimpancé, hasta una época recentísima desde el punto de vista de la historia de la Tierra, veo, al fin, un destello de esperanza. No es necesario alimentar un optimismo prepotente para reconocer que de nosotros, los humanos, puede surgir algo mejor y más elevado. Lejos de ver en el hombre la imagen incontrastable y definitiva de Dios, me limito a afirmar modestamente y, según creo, con gran respeto para con la Creación y sus inagotables posibilidades: nosotros somos el eslabón entre el animal y el hombre auténticamente humano, tanto tiempo buscado.»  Konrad Lorenz 

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